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Contención espiritual: Resiliencia y futuro (Pr. Fabián Werlen)
Hola, soy el Pr Fabián Werlen, y en el marco del COES, Comité de Emergencia Sanitaria de Lib. San Martín quiero hacerte llegar este mensaje.
Ante la situación que estamos viviendo, que afecta todas las áreas de la vida, viene a mi mente el concepto de resiliencia. La resiliencia es la capacidad que tiene una persona o un grupo de recuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el futuro. En ocasiones, las circunstancias difíciles o los traumas permiten desarrollar recursos que se encontraban latentes y que el individuo desconocía hasta el momento.
Estamos viviendo momentos complejos. Los alumnos, tienen que repensar cómo estudiar, los docentes cómo dictar clases y la mejor forma de evaluar los contenidos aprendidos, y todos como ciudadanos cómo hacer ejercicio físico, cómo alimentarnos correctamente, cómo seguir desarrollando la parte social, como trabajar, etc. Ante este cuadro desafiante, cuánto bien nos hace pensar, entre otros versículos bíblicos, en Romanos 8:28: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados".
Por eso quiero invitarlos independientemente de la denominación religiosa que profesen, a buscar a Dios para amarlo y conocerlo mas, y desarrollar la resiliencia; porque todo lo que estamos viviendo nos puede ayudar para bien. Dios tiene un propósito para la vida de cada uno, una vida nueva. Y mientras estemos en este mundo, tengamos confianza y preparémosnos para servir.
"Cualesquiera sean las circunstancias que rodean vuestra vida, no importa cuán oscuros y misteriosos puedan ser los caminos de la Providencia, aunque la senda pase por aguas profundas, y las pruebas y las aflicciones asalten una vez tras otra, a pesar de todo, sigue teniendo valor esta declaración: 'A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien' (Romanos 8:28). 'Yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día' (2 Timoteo 1:12)".—E. White, Carta 32, 1893.
¡Abrazo fraterno!